jueves, 19 de agosto de 2010

ESCLAVAS DEL PODER:Trata sexual


Reseña del libro de Lydia Cacho “Esclavas del poder:un viaje al corazón de la trata sexual de mujeres y niñas en el mundo”

Por Eduardo Suárez
Puede ser buena la violencia?
Esta pregunta la hice a varias personas, durante mi lectura del libro de Lydia Cacho, Esclavas del Poder. Todas a las que pregunté titubearon; meditaron un momento para, casi siempre, decir que dependía del caso.
A los diez años de edad, esta niñita tiene la respuesta clara que tanto nos evade a adultos, profesoras, maestros, doctoras, académicos. La terrible, la inimaginable sabiduría de las víctimas.
La respuesta más inteligente que recibí decía que la suficiente para acabar con ella. ¿Cómo es eso?, seguí. Pues la violencia es necesaria para acabar con la violencia, declaró un amigo, mientras miraba alternadamente a la puerta y a su reloj.

¿Alguna vez has visto que la violencia haya acabado con la violencia?, inquirí, con falsa ingenuidad. No obtuve una respuesta satisfactoria, sólo recibí una sonrisa impaciente. Sin embargo, sí la hay. Está entre las citas epigráficas que aparecen en el libro de Cacho: son las palabras de Yerena, una sobreviviente de la trata sexual de niños y niñas. De diez años de edad. Con la simpleza de una sabia zen, incapaz de darle muchas vueltas a las cosas, esta pequeñita declaró: “La violencia no es buena porque duele y me hace llorar”.
Lydia
Lydia, para entender otros aspectos de la violencia, emprendió un viaje de investigación. Uno al corazón de la trata sexual de mujeres y niñas en todo el mundo. Para obtener información, la escritora siguió las enseñanzas de Günter Wallraff, investigador periodístico alemán, y se transformó en varias identidades ficticias: monja, prostituta, jugadora de casino… Aplicó técnicas de investigación de campo, como la observación y la entrevista. Como investigadora, Lydia nunca buscó la objetividad, que es la subjetividad más engañosa, la que se erige a sí misma como árbitro; su trabajo es muestra de lo que se puede hacer con amor y compromiso, con una intersubjetividad educada, responsable y profesional.
El viaje: Mahmut, Rim Banna,
Rodha, Sue Hanna, Somaly Mam…
En el mundo de hoy se roba, compra y esclaviza a niñas y mujeres. Es así de espeluznantemente simple. Se hace con violencia, desde luego; violencia inimaginable. Violencia que a pesar de todo esto no es bien entendida por todos ni todas; especialmente, por los hombres que consumen lo que ofrecen quienes han robado, comprado y esclavizado a niñas y mujeres, y que por ese hecho se convierten en los cómplices de mafiosos de la más abyecta calaña. Violencia que nos degrada como personas y que nos hace difíciles acreedores a ese sustantivo tan abstracto: humanidad.
Pero eso no es todo lo que hay en el mundo. También hay mujeres y hombres que buscan y encuentran la paz y la luz. Incluso en los sitios más oscuros. Hombres y mujeres que hacen que vivir valga la pena. El libro de Lydia es un homenaje a estas personas, que combinan los papeles de héroe y hombre y mujer comunes.
Nosotros: los hombres, los clientes
De Esclavas del Poder no es posible salir intocado. Su lectura es luminosa y transformadora. Desde el fango de la esclavitud este libro hace señalamientos claros: hay esperanza.
Y la esperanza estriba en que los consumidores se den cuenta cabal de lo que hacen cada que visitan un prostíbulo o table-dance: propician la tristeza, la esclavitud y la violencia.
La lectura deja claro que cuando uno va a estos lugares pisa no un sitio de diversión y esparcimiento sino un territorio de criminalidad organizada, compleja y global: el table-dance...
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