Laura Poy Solano
Es una advertencia clara sobre el peligro de la violencia en las relaciones de pareja. El llamado Violentómetro clasifica 27 actos de abuso sicológico o físico que se pueden sufrir durante el noviazgo. Incluye desde hacer bromas hirientes, aplicar la ley del hielo, celar, descalificar y humillar en público, hasta las consideradas de peligro, como encerrar, amenazar, forzar una relación sexual, mutilar y, en casos extremos, asesinar.
El mecanismo fue diseñado por el Instituto Politécnico Nacional (IPN) para prevenir la violencia en la pareja, pues al menos 63 por ciento de los alumnos de esa casa de estudios reporta ser víctima de algún tipo de agresión física o emocional en el noviazgo.
En entrevista con La Jornada, Martha Alicia Tronco Rosas, coordinadora del Programa Institucional de Gestión con Perspectiva de Género del IPN, destacó que un estudio sobre las dinámicas de las relaciones de pareja en la comunidad estudiantil de esa institución reveló que más de 50 por ciento de los alumnos de bachillerato afirmaron que su “novio, pareja, free o compañero sexual” se ha puesto celoso.
En educación superior, agregó, 22 por ciento de las alumnas y 18 por ciento de los hombres aseguraron que sus parejas están celosos de sus amistades o familiares.
La encuesta –aplicada a 13 mil 766 estudiantes de educación media y superior, lo que representa 10 por ciento de la población escolar por género– destaca que la violencia en las relaciones de pareja entre alumnos es “sutil y muy velada; por eso pasa desapercibida. Tiene altos contenidos de afectos y emociones que de alguna manera enmascaran el problema”.
Destaca que a 11 por ciento de las mujeres y 13 por ciento de los hombres que cursan su bachillerato y mantienen una relación de noviazgo “les han dicho cosas que no les gustan, como tontos/as, locos/as, gordos/as, vulgares, o apodos, entre otras”. Esa situación la enfrenta 14 por ciento de los estudiantes de ambos sexos en licenciatura.
"Yo amo sin violencia". 02 de Junio de 2010.WRADIO.
Además, se detectó que 12 por ciento de quienes asisten al bachillerato revisaron el celular, el correo electrónico, las libretas y las cuentas de redes sociales de sus parejas, mientras 17 por ciento de las mujeres y 13 por ciento de los hombres en nivel superior han hecho lo mismo.
Tronco Rosas señaló que los resultados del estudio “nos llevaron a reconocer que existe un problema de violencia muy fuerte. Entre los alumnos se da sobre todo como agresión física. Detectamos que hay empujones, arañazos y destrucción de objetos personales, como el celular. Se argumenta que le llaman mucho a la pareja y puede ser algún galán. Las mujeres también agreden. Hay un alto porcentaje que pellizca o jalonea”.
Es preocupante que ninguno de los sexos “considere las agresiones sicológicas o físicas como violencia. Creen que si jalonean a su pareja no es nada malo. Ven como acto de amor que les llamen a todas horas, que se les quiera controlar o se les prohíba estar cerca de amigos o familiares. Es urgente romper con estos mitos”.
Informó que en noviembre pasado se inició un programa de promotores juveniles por la no violencia, que hasta la fecha ha capacitado a 210 alumnos en 42 escuelas y centros de investigación del IPN.
El Violentómetro, agregó, permite identificar con facilidad si se está en una relación de abuso. Explicó que fue diseñado como una regla de 30 centímetros que en cada número incluye un acto de agresión emocional o física.
"Celosos, un tercio de mexicanos". 25 de mayo de 2010. El Universal
“Su clasificación se realizó tomando como base los datos proporcionados por los alumnos, en los que detectamos tres etapas muy claras.”
La primera, en color amarillo, incluye la violencia sicológica y emocional. Comienza con bromas hirientes. Sigue con chantajes y mentiras, hasta llegar a las humillaciones en público, las intimidaciones o amenazas, el control o las prohibiciones.
Buscamos que los jóvenes entiendan que si enfrentan esos abusos “deben estar alertas. Por eso incluimos la leyenda ‘¡Ten cuidado! La violencia aumentará’”.
Indicó que continúa con una etapa, identificada en color rosa, de agresiones físicas, en las que se pueden sufrir manoseos, caricias agresivas, pellizcos, empujones, cachetadas o patadas. “Ahí les advertimos con la frase ‘¡Reacciona! No te dejes destruir’”.
La fase más peligrosa para la integridad física de la persona –en color morado–, subrayó, es cuando ocurren agresiones como encerrar o aislar, amenazar con armas de fuego, forzar una relación sexual, perpetrar un abuso sexual o mutilar. “Es quizá cuando se corre el mayor riesgo, donde los jóvenes deben buscar ayuda urgente de un profesional”, ya que en casos extremos se llega al asesinato.
En el IPN, enfatizó, buscamos la prevención de la violencia, pero si detectamos casos graves, se canalizan a la instancia respectiva, aunque nuestra tarea es “sobre todo académica, pues nuestro compromiso es con la formación integral del alumno”.