Vitoria adecuará los horarios de las escuelas infantiles a las necesidades familiares
Pero la clave es manejar bien el lenguaje, transmitir esos límites. Hay padres (y profesores) habituados a apelar a la autoridad, sin distinguir entre lo negociable y lo que no se puede transgredir. Otros tienden a ser permisivos, persuadidos de que ya les pondrán las pilas en el campamento o en la vida adulta. Esa actitud meliflua no fomenta la autoestima. "Hay que ejercer la autoridad sin miedo, pero sin dañar con las palabras", prosigue Castanyer. "Huir del sermón, ceñirse a los hechos y corregir la conducta, sin sacar la falsa conclusión de que el niño quiere fastidiar", opina.
Urra propone lo que anuncia su último libro, Educar con sentido común (Aguilar, 2009). "Seamos flexibles, pero tengamos también criterio. Si se ha acordado que el chico venga a las 12, hay que venir a esa hora, y no una después", añade. Urra alerta sobre los dobles mensajes que se dan a los hijos y las contradicciones entre lo que se hace y lo que se dice. Reconoce que los adultos son incoherentes y que algunos padres divorciados alientan dobles enfoques. "Tienen que pactar un único mensaje", insiste.
Castanyer pone el dedo en la llaga al señalar que hay padres y madres que enjuician determinadas conductas de acuerdo con su estado de ánimo o su cansancio. "Hoy esto es terrible y mañana ni me entero...". La psicóloga invita a fijar normas y a firmarlas de forma conjunta. "Esta negociación debe iniciarse pronto para que cuando lleguen los años duros (la adolescencia) haya un esquema de razones y no de gritos. La clave es la confianza", concluye.
"Prohibirles que beban a cierta edad, y cuando su grupo lo hace, quizás sea contraproducente, pero hay que inculcar el consumo responsable. Ahí está la labor educativa: que sean capaces de beber sin emborracharse, que decidan por sí mismos y que vean que por hacer lo que piensan no pierden amigos ni pasa nada", dice Castanyer.
"Sé que me dejará si no me acuesto con él", confesó una chica en una encuesta que Javier Urra realizó para su libro anterior, ¿Qué ocultan nuestros hijos? El ex Defensor del Menor denuncia que se está dando un rebrote machista entre los jóvenes junto a una clara presión para consumir sexo.
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